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Que pase el que sigue Sergio Roitberg

Si tienes menos de 21 años y estás leyendo esta nota, muy probablemente nunca hayas visto el ICQ.

Tampoco debes imaginar que no hace tanto, a fines de los 90, esa aplicación, que por ese entonces se usaba sólo en la computadora, revolucionó la comunicación online. Era una florcita de varios pétalos enmarcada por un cuadradito y llegó a tener más de 100 millones de usuarios a principios del 2000. Recién nos sumergíamos en el mundo del chateo. Primero socialmente y luego como herramienta de trabajo. Empezábamos a hablar menos por teléfono.

Con el tiempo, fue el inicio de una nueva forma de comunicación interpersonal,inclusive en un mismo cuarto. Sin embargo, el gran “pionero” no supo o no pudo enfrentar la aparición del MSN, el programa de chat de Microsoft, que arrasó con todo lo conocido y formó sus propios códigos y lenguajes. Fueron 100 mil usuarios por día durante diez años suscribiéndose al famoso logo de las dos personitas que aparecía en el margen inferior de casi todas las computadoras del mundo.

“Pásame tu MSN” era una frase tan corriente, tan típica para conectarse con otros, que nadie podría imaginar que alguna vez iba a desaparecer semejante éxito, que había logrado 360 millones de usuarios. Microsoft acaba de ponerle fecha de defunción al MSN. En pocos meses, todos los usuarios tendrán que usar Skype, el conocido software de video llamadas que Microsoft adquirió algún tiempo atrás, luego de analizar la nueva tendencia de la comunicación.

¿Cómo se explica la caída de semejante gigante?
Con la velocidad. Un tercio de las empresas que Jim Collins destacó en el 2001 en su célebre libro Good to Great ya no existen. La red social MySpace iba a ser el futuro que nunca llegó. Google lanzó Buzz con bombos y platillos y ya no quedan ni las migas. Hoy nadie se compraría un iPhone 3, que salió al mercado como novedad explosiva hace cuatro años. Los ejemplos se multiplican y todos tienen el mismo denominador común.

No es una consecuencia del consumo: la tecnología nos empuja a disfrutar sus beneficios muy agresivamente. El mundo cambió más en los últimos tres años que en los anteriores 15. Hoy gana el que más rápido se adapta a los cambios, en un contexto frenético, plagado de incertidumbre.

A diferencia del desarrollo en décadas pasadas, restringido a una élite, la creación de herramientas tecnológicas como Facebook y Twitter convierten en estos momentos a todas las personas en partícipes de un proceso que alteró para siempre la forma en que el tiempo solía ser percibido. Millones y millones en todo el mundo pueden enterarse de cualquier información alinstante y sin necesidad de la radio, los diarios y la televisión.

Fuente:
http://opinion.infobae.com/sergio-roitberg/

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