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Pensar en el otro o morir

La pandemia del COVID-19 despierta a las empresas a la importancia de tener un Propósito Compartido

El mundo cambió. Definitivamente. Para todos. Hasta para Clorox, que no alcanza a surtir al mundo de toallitas desinfectantes. Y si Clorox tiene problemas, imaginemos lo que le pasa al resto de la gente. No hay ninguna relación entre el mundo de antes de la pandemia y el que nos espera en el futuro.

La relación con el presente también es diferente. Se anularon los códigos que organizan la vida alrededor de la lógica del mercado. Se rompió la cadena de pagos. El que da un servicio o vende un producto no sabe si es útil y no puede pagar los costos ni el alquiler. Los empresarios que más tienen son los más vulnerables en este momento; tienen más para perder. Nadie sabe dónde está parado. No hay certezas.

Con todo esto, ya no hay diferencias entre marcas y consumidores, vendedores y compradores, empresas y empleados. Solo hay personas que deben preocuparse por otras personas. Es una cuestión de supervivencia. No hay ventas de nada, salvo que tengas stock de respiradores artificiales.

Generar engagement desde la empatía y la humanidad es una de las pocas cosas que las empresas pueden hacer en este momento. Con todos los actores de su ecosistema. Y pueden hacerlo así:

Reconfortando: como Louis Vuitton, que envió un mensaje inspiracional en los medios sociales chinos que decía que las pausas en el camino eventualmente dan pie a seguir andando. Muchas empresas están haciendo lo mismo, por las redes sociales, hacia adentro de la compañía y hacia afuera.
Con actos de bondad: como la Cerveza Guinness, que anunció que donará más de un millón de dólares para los bartenders de Irlanda y del Reino Unido, y Pronovias, una marca española que está donando vestidos de novia a todo el personal sanitario de su país.
Pasándose al mundo virtual: como cientos de espectáculos, restaurantes y supermercados, que ofrecen productos y servicios de primera necesidad virtualmente, y como los han hecho millones de empresas, que hoy tienen a todo su personal trabajando de forma remota.
Ayudando a la gente a pasar el tiempo: como Ikea, que da consejos acerca de cómo organizar la casa mientras estamos todos encerrados en nuestros hogares.
Ayudando a aliviar el stress: como Crossfit y Peloton, que dan clases de gimnasia gratis.
Esta pandemia nos está mostrando cómo se hace el verdadero engagement: pensando en los demás. La crisis está haciendo mainstream la necesidad de conectar con nuestros empleados, clientes, accionistas y la sociedad desde un Propósito Compartido – es decir, desde la intersección entre el interés personal y el interés de los otros.

Es algo que las empresas actuales más exitosas, como Google, Apple o Tesla, hacen desde hace mucho tiempo. Ahora tenemos que hacerlo todos.

Nadie sabe aún cuánto falta para tocar fondo, pero no podemos planear la reconstrucción hasta que no sepamos la extensión del daño, tanto en materia de vidas como en materia económica. Hoy, solo nos queda ser solidarios. Y, cuando hayamos llegado al fondo, vamos a salir con una lección grabada a fuego: en este mundo hiperconectado, sin los demás no somos nada. 

Sergio Roitberg es presidente de Newlink y autor de Expuestos, Las Nuevas Reglas del Mundo Transparente.

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